Nota previa para el lector del blog; Conversacines es un lugar donde analizamos a nuestro criterio los films propuestos. La premisa para participar de este blog es haber visto primero la película en cuestión. Durante los siguientes minutos observarás y escucharás temas que te desvelarían partes de la trama. En caso de no haber visto la película no debes de leer los contenidos de este blog, ya que probablemente te reventaremos la misma.
El próximo martes hablaremos por primera vez de un director especial, que ha servido de inspiración a otros muchos realizadores y que siempre trasciende sobre diversos temas. Ingmar Bergman estará con su obra sonata de otoño en nuestro ratito de radio. En una película elegida por nuestra querida Raquel Jaén. ¿Te lo vas a perder?
Participan en este programa:
- Raquel Jaén Lara
- Jesús Daniel De León Rodríguez (Chus)
DALE AL PLAY Y ESCUCHA EL CONVERSACINES
(Nota: Para ver correctamente el reproductor, recomendamos Mozilla Firefox o Google Chrome)
Nada más tuve un ratito ayer, me dispuse a escuchar este "Conversacines" que tanto prometía y que tanto ha colmado mis expectativas. Maravillosas las opiniones de uno y otro, descubriendo lo que se oculta detrás del velo Bergman para llegar a sus auténticos objetivos: la verdad desnuda, sin adornos. De hecho, él decía que le hubiese gustado dirigir esta película como obra de teatro sin ningún tipo de decorados. Solo como cambios de luz que evocaran la tarde, la noche y la mañana. Y a eso, creo, habéis llegado con mucho entusiasmo y algunos toques muy interesantes.
ResponderEliminarMe preguntáis sobre la relación Bergman-Bergman. Es verdad, parece ser, que, con motivo de la coincidencia de ambos Bergman en un Festival de Cannes a principios de los setenta y con motivo de la proyección de "Gritos y susurros", Ingrid deslizó una carta en el bolsillo de la chaqueta de Ingmar diciéndole textualmente que "tenían que hacer una película juntos". A partir de ahí comenzaron una relación epistolar y de ocasionales llamadas telefónicas. La verdad es que hubo, incluso, un proyecto para ser rodado en el año 74 o 75 basado en la novela "La señora Ingeborg", una novela de Hjalmar Bergman. Así, ellos consideraban que sería una película Bergman-Bergman-Bergman. La película sería sobre una directora de un colegio, llena de soledades, desintegrada por el juego de voluntades ajenas con las que tiene que lidiar al encontrarse, en el ambiente escolar, los deseos de alumnos, profesores y padres. Algo así como un acercamiento a la soledad del poder.
De todas formas el asunto no se materializó. Ingmar no estaba seguro de que Ingrid fuera una actriz adecuada para él. Ingmar, esto no es ningún secreto, se rodeaba siempre de una "troupe" de actores muy cómplices, muy seguros de lo que hacía el director. Ingrid era una actriz con un criterio extraordinario, capaz de desmontar visiones y que "deseaba ser dirigida" para dar todo lo que pudiera al papel que le tocaba interpretar. Es especialmente significativo lo que dice Ingmar en su otro libro de memorias: "Imágenes":
"Con Ingrid no tuve lo que se dice dificultades de colaboración. Era más bien una especie de conflicto de lenguaje, en su sentido más profundo. Ya el primer día, cuando leímos juntos el guión en el estudio de ensayo, descubrí que había preparado todo su papel delante del espejo, con acentos y gestos. Era evidente que su visión de la profesión no coincidía con la que tenía el resto de nosotros. Se había quedado en los años cuarenta.. Creo que tenía instalado un genial y extraño programa de ordenador en la cabeza. A pesar de que sus mecanismos receptores no estaban donde debían estar, es muy receptiva a los impulsos de cualquier director y la única manera de hacerle escuchar era siendo insolente y un poco arrogante. Con ella tuve que trabajar con métodos que siempre rechazo, como por ejemplo, la agresión.
Una vez me soltó: "Si no me dices cómo tengo que hacer esta escena, te suelto un bofetón". Eso me gustó, pero desde un punto de vista profesional fue difícil trabajar con la dos. Yo prestaba toda mi atención a Ingrid y Liv, la pobre, se tuvo que arreglar como pudo. La verdad es que abandoné a Liv.
Tengo que decir que es posible que los síntomas de cáncer que ya sabía que padecía Ingrid posiblemente influyeron en su comportamiento pero siempre fue una extraordinaria profesional. Era singular, generosa y con mucho talento".
Relación amor-odio la de Ingmar con Ingrid, una dualidad que también se expresa en muchas de sus películas.
ResponderEliminarEn cuanto a la película en sí, hay una idea que sobrevuelta toda la historia y que Ingmar utilizó como objetivo final de toda ella y la idea de que la hija dé a luz a la madre, que saque a la verdadera madre que lleva dentro y que, incluso, en algún momento, lo consigue. Creo que es una película con unos diálogos simplemente extraordinarios, en la que se ve la íntima colaboración que tenían Ingmar y Sven Nykvist (al que tuve el placer de conocer durante unos instantes en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, un anciano venerable que me sonreía de manera paternalista y muy, muy amable en las contestaciones a las preguntas de este quisquilloso amante del cine. Por cierto, me dijo que era mucho más fácil trabajar con Ingmar que con Woody Allen). También creo que es una película que habla mucho sobre el mundo de las sensaciones íntimas de las mujeres en general, se vean o no identificadas en los personajes. Está rozando la obra maestra (creo que, sinceramente, Ingmar tiene algunas películas mejores y muchas, peores) y que todo lo que decís en el coloquio es toda una lección sobre el universo Bergman. La fuerte presencia de Dios en sus películas es una de sus fuentes de inspiración. Hay que reconocer que aquí, Bergman también tiene una idea de Dios que se acerca mucho a cómo retrata a la madre. Dios está a lo suyo y deja en sus campos a sus ovejas, que pasten como quieran, desamparándolas y sembrando la permanente duda de su existencia.
He disfrutado muchísimo con ambos y he sentido mucho no haber podido estar con vosotros, más que nada porque Ingmar Bergman para mí es uno de los mejores directores europeos de la historia, porque es muy preciso en todo lo que hace (una gran opinión de Raquel), porque me fascina lo que quiere decir y porque plantea dudas existenciales (más que Freud anda Kierkegaard en todo el asunto con una clarísima influencia de Dreyer) que son extraordinariamente difíciles de expresar en el cine.
Recordemos que Bergman consideraba al teatro como su mujer, y al cine como su amante. Le gustaba mucho, mucho más el teatro que el cine. Por eso lo abandonó mucho antes.
Enorme "Conversacines", de una calidad cercana a lo genial. Enhorabuena, beso para ti, Raquel y un abrazo para ti, Chus. Habéis estado enormes.
A mí me ha parecido uno de los mejores conversacines. Puede que se echen de menos más voces y más opiniones, pero el tete a tete, como bien dice Bardés, rozó la genialidad. Se notaba que era un momento muy intimo - no penséis mal, eh- y lograsteis transmitirnos esa calidez- al menos a mí.
ResponderEliminarLos comentarios muy certeros, como también los cortes elegidos. La verdad que da gusto oir una película en versión original, pero oír a según qué dobladores con esa dicción tan estupenda- sin ver a los actores además- también produce una sensación muy especial.
Por lo que a mí me toca, doy las gracias a Chus por esa cita, aunque ya ves que tampoco aportaba nada. En realidad, era una perogrullada, rebatida además un poco por el maestro Bardés.
Enhorabuena y gracias a los dos. Y ahora, al País de Nunca Jamás que también promete eso.
La verdad es que encaraba este programa con cierto respeto, con el peligro de no estar a la altura. Pero he de decir que Raquel me lo puso muy fácil. La elección era muy buena, ya que la película es excelente y no es uno de los Bergmans mas enrevesadillos.
ResponderEliminarEste formato tez a tez nos ha funcionado muy bien las veces que lo hemos realizado. Quedan otro tipo de programas, mas relajados.
Me hizo muy feliz volver a hacer un conversacines con Raquel.
Abrazos reencontrados.