miércoles, 8 de enero de 2014

93 - El Manantial (King Vidor)


Nota previa para el lector del blog; Conversacines es un lugar donde analizamos a nuestro criterio los films propuestos. La premisa para participar de este blog es haber visto primero la película en cuestión. Durante los siguientes minutos observarás y escucharás temas que te desvelarían partes de la trama. En caso de no haber visto la película no debes de leer los contenidos de este blog, ya que probablemente te reventaremos la misma.

Esta semana hablaremos sobre la obra de Ayn Rand, que nos propone al ser individual y capaz de superponerse a todo con dignidad y principios ante las imposturas e hipocresías de la masa. Todo ello regado de arquitectura moderna, en un debate de arquitectocineros que construyen lo que les dejan.

Participantes :

- Raquel Jaen Lara
- Juanma Castillo
- César Bardés Cuéllar
- Jesús Daniel De León Rodríguez

Artículo "El Manantial", César Bardés Cuéllar.

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2 comentarios:

  1. Bueno, qué decir, yo creo que a una película como "El manantial" no se le puede pedir más. Arquitectura y cine unidos para dar lugar a un debate en el que hubo cabida para todos los puntos de vista, como un gran edificio diseñado sobre el plano. En todo caso, maravillosa Raquel con su mirada fresca y descarada, estupendo Juanma con unas opiniones valiosísimas y fantástico Chus con una moderación y unas intervenciones de lujo. Gracias, sobre todo, por lo que aprendí compartiendo tertulia con vosotros.
    En todo caso, hubo alguna cosilla que se quedó en el tintero. Por ejemplo, Patricia Neal, una actriz con muchísima clase que, porque aquí no estuviera bien, no quiere decir que hubiera que menospreciar toda su carrera. No fue una mujer con suerte, eso sí. Después de "El manantial" se intentó repetir la fórmula aprovechando más que el tirón de la película, el hecho de que Cooper y ella estaban liados (recordemos que "El manantial" cuando se estrenó fue un fracaso). La película fue "El rey del tabaco" que fue una auténtica ridiculez. Sin embargo, ella comienza a dar muestras de un gran talento en "Ultimátum a la Tierra", de Robert Wise, trabaja con Kazan en una película que no tuvo éxito pero que es fantástica como "Un rostro entre la multitud", hace, desde luego, "Desayuno con diamantes" y alcanza su mejor interpretación en "Hud", de Martin Ritt, al lado de Paul Newman en una película de muchísimo interés y que abordaba el salto generacional. Cuando iba a trabajar con John Ford en la que fue su última película, "Siete mujeres", tuvo un derrame cerebral grave (fue sustituida a ultimísima hora por Anne Bancroft) y, a partir de ahí, la propia Patricia Neal se prodigó muy poco en el cine y físicamente le quedaron algunas secuelas con un envejecimiento prematuro. Habría que decir, como anécdota, que trabajó con José Luis Borau en esa rareza que se llamó "Hay que matar a B." y que también hizo de abnegada esposa de James Mason junto con Anthony Quinn en una película que no está nada mal y que se llama "El pasaje", de Jack Lee Thompson. En todo caso, fue una actriz de talento, muy teatral, con muchas incursiones televisivas pero que no tuvo excesiva suerte con los avatares de su vida.
    Por otro lado, decir que el nombre del protagonista, Roark, también está sacado de algo que parece algo ingenuo. Ayn Rand fabricó el nombre juntando las palabras "Roar" (rugido) y "rock" (roca) para dar idea de la dureza del personaje y de su determinación inquebrantable.
    El hecho de que, durante el rodaje, se descubriera el romance que sostenían Cooper y Neal (él no quería de ninguna manera casarse con ella) provocó los primeros problemas de estómago al actor que, años más tarde, derivaron hacia el cáncer. Dos años después del rodaje, anunció su separación de Veronica "Rocky" Balfe, su mujer y, de hecho, estuvieron dos años separados aunque él nunca llegó a vivir de forma estable con Patricia Neal. Mientras tanto, su mujer, se lió con Peter Lawford llegando a situaciones absurdas como que Cooper fuera a su casa para hablar con ella, Lawford estuviera allí, Cooper charlara tranquilamente con ella y luego bajara a ver su colección de coches. Cuando comprobó que Lawford había tocado uno de los coches, enfurecido, fue a donde estaba tranquilamente leyendo el periódico Lawford, le agarró de las solapas y le dijo: "Puedo soportar que te acuestes con mi mujer, pero no te permito que toques ninguno de mis coches".

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  2. Habría que decir que los diseños arquitectónicos de la película corrieron a cargo de Edward Carrere, un director artístico de los míticos que hizo trabajos míticos como ese mundo de ensueño en "El halcón y la flecha", de Tourneur, o el meritorio ambiente de "Chantaje en Broadway", de Alexander MacKendrick, "El fuego y la palabra", de Richard Brooks o, su último trabajo, "Grupo salvaje", de Sam Peckinpah.
    En cuanto a King Vidor pues habría que decir una película que se me olvidó nombrar y que me gusta mucho de él y es "El gran desfile", de su época muda. y que también rompió fronteras con el primer musical interpretado íntegramente por actores negros en "Aleluya" pero también tiene cosas tan mediocres como la insoportable "Ave del paraíso", la edulcorada hasta la exasperación "Stella Dallas", la nombrada "Duelo al sol" o la tremendamente fallida "Guerra y paz" con un Henry Fonda que no se lo cree nadie y, desde luego, "Salomón y la reina de Saba", una película que no le gustaba ni a él.
    El caso es que "El manantial" ha quedado ahí, como una película que ha abordado sin complejos el tema de la arquitectura y de la creación del artista por encima de la colectividad (no olvidemos que Roark dinamita, ojo, viviendas que se supone que van a ser sociales solo porque le han tocado la fachada). Y que se esté de acuerdo o no, a nadie deja indiferente esta historia de amor por la profesión. Y eso también tiene su mérito.
    Gracias a los tres de nuevo.
    Un abrazo.

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