martes, 15 de febrero de 2011

34 - La Torre de los siete jorobados (Edgar Neville)


Nota previa para el lector del blog; Conversacines es un lugar donde analizamos a nuestro criterio los films propuestos. La premisa para participar de este blog es haber visto primero la película en cuestión. Durante los siguientes minutos observarás y escucharás temas que te desvelarían partes de la trama. En caso de no haber visto la película no debes de leer los contenidos de este blog, ya que probablemente te reventaremos la misma.

Esta semana conversacines iniciará un ciclo dedicado a homenajear a aquellos profesionales del cine español que han sido olvidados por la gran masa de espectadores de nuestra actualidad. En esta primera etapa nos centraremos en títulos olvidados de la década de los 40.

De esta manera rendiremos homenaje, cada cierto tiempo, a autores como Edgar Neville, Pedro Lazaga, J.A.Nieves Conde, Miguel Picazo, Luis María Delgado, Julio Salvador, etc, etc. Simultaneando estos títulos con las elecciones de nuestros colaboradores.

En esta ocasión hablaremos de "La torre de los siete jorobados" de Edgar Neville. Donde basándose en una estupenda novela de Emilio Carrere toca géneros como el misterio, combinados con el humor o el suspense.

Participantes 34- La torre de los siete jorobados (E.Neville):

- Raquel Jaén (Estudiante Etsas)
- Juan Caso García (Profesor Etsas)
- Jesús Miguel Cabrero (Amigo del cine)
- Claudio Crespo Castillo (Doctor en Historia, guionista de cine, profesor de guión)
- Jesús Daniel De León Rodríguez (Chus) (Estudiante Etsas Sevilla)

DALE AL PLAY Y ESCUCHA EL CONVERSACINES
(Nota: Para ver correctamente el reproductor, recomendamos Mozilla Firefox o Google Chrome)

PELICULAS:

- Perdición (B.Wilder) (1944)
- Laura (O.Preminger) (1944)
- Enrique V (L.Olivier) (1944)
- El clavo (Rafael Gil) (1944)
- El baile (E.Neville) (1959)
- Mi calle (E.Neville) (1960)

Referencias comentadas en la charla:

7 comentarios:

  1. Fecha de estreno en Madrid: 23 de noviembre de 1944, en el cine Capitol. Permanencia en cartel: 7 días.

    Primera de lo que podríamos denominar trilogía criminal-costumbrista-irónica-madrileña de Neville, que tendría su continuación en Domingo de carnaval (1945) y El crimen de la calle de Bordadores (1946). En La Torre de los siete jorobados, Neville adapta junto a José Santugini una novela de Emilio Carrére y nos traslada al Madrid de 1917, donde Basilio está enamorado de la hija de un fantasma que sólo ve él. Una investigación policial hará que descubra una extraña secta que se oculta en los subterráneos de Madrid.

    Esta intriga le sirve al director para experimentar con la técnica del expresionismo alemán mediante imágenes oníricas y efectos visuales que convierten el film en un insólito producto de género fantástico. Reivindicado con el paso del tiempo, es actualmente uno de los títulos clásicos de nuestra cinematografía.
    Una joya de cine gótico, neogótico, literario, fantástico. El director nos abre las puertas de la ciudad surrealista, hecha de claves, de puertas que son y no son, y sobre todo de pasadizos a lo inconsciente, al sueño puro. Digna de figurar al lado de los mejores films de Cocteau, como “Orfeo” y “La bella y la bestia”, donde se nos muestran las inmensas posibilidades de la fantasía para expandir los territorios de la conciencia humana.
    Finales del siglo XIX. Basilio Beltrán (Antonio Casal) el Sherlock Holmes ibérico se pirra por el juego y por una cancionista apodada "La Bella Medusa" (Manolita Morán). Ante el tapete verde se le aparece el fantasma de don Robinsón de Mantua (Félix de Pomés) que le indica los números ganadores y le pide, a cambio, que proteja a su sobrina Inés (Isabel de Pomés) de los graves peligros que la acechan. En una de sus exploraciones arqueológicas don Robinsón descubrió que en el subsuelo de Madrid hay una ciudadela subterránea donde se escondieron los judíos que no quisieron abandonar España cuando se decretó su expulsión. Ahora, este refugio está habitado por una banda de jorobados capitaneados por el doctor Sabatino (Guillermo Marín).
    No es, si no, una nueva modalidad del "carpe diem" renacentista con toque mediterráneo: Vive y sé feliz. O al menos eso es lo que se desprende de las socarronas palabras que Robinsón de Mantua profiere a los dos enamorados: ¡¡Ya basta, Basilio, ya vale!! —refiriéndose al profundo beso que el protagonista regala a su amada Inés.
    Lo mejor, la retranca del tuerto y las cenas con la gorda y la novieta.

    “Si caen goteras en una casa sin que esté lloviendo anuncia duelo en esa casa. Si solo es una gotera lo que anuncia son sufrimientos y peligros para el soñador.”

    La torre de los siete jorobados es una historia fantástica, no real, pero Neville logra que parezca plausible. Madrid está lleno de galerías, túneles, pasadizos... que conectan diferentes lugares de la ciudad, y ya se sabía de ellos desde antiguo. En los años 20, se descubren muchas ruinas antiguas bajo la capital, lo que le dio el pie perfecto a Carrere para desarrollar toda una historia acerca de posibles cuevas gigantescas lo suficientemente grandes como para albergar toda una ciudad.

    Carrere era, en estos momentos, toda una figura de referencia en el mundo de la literatura fantástica y, a pesar de que ya habían transcurrido veinte años desde la publicación de la novela cuando Neville quiso llevarla a la gran pantalla, aún era muy conocido. Neville se encargó, junto con Santuguini, de “guionizar” esta novela (Santuguini hizo el guión literario y Neville el técnico y de la dirección [5] ). El resultado fue que tuvieron que hacerse muchos ajustes, algunos debidos a las posibilidades técnicas existentes y disponibles, otros para que la película tuviera ese regusto hollywoodiense que Neville imprimía a todo lo que hacía (con “happy end” incluido donde el chico bueno consigue a la chica guapa), y otros cambios más para contentar a la censura. Esto hizo que la película adoleciera en algunos puntos que en la novela estaban perfectamente solucionados.

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  2. Contó para ello con un equipo alemán que había trabajado en películas expresionistas, y que hacen que el decorado, con una iluminación mortecina, adquiera un aspecto de oscuro, tétrico, abandonado y peligroso, lleno de trampas y polvo que los siglos han ido acumulando en los olvidados caminos (como aquella por la que cae el inspector Martínez). No cabe duda alguna de que la elección de este equipo venía dada por el.
    hecho de que ya la novela tiene enormes influencias de este cine, que heredaría sin duda Neville, sobre todo de las películas de Fritz Lang.
    Mabuse (Metrópolis, las tres luces )Murnau ( Nosferatu) o Robert Wiene ( El gabinete del doctor Caligari). En esta misma cinta no podemos negar las claras influencias del cine negro y policíaco ( Los Misterios de París de Sue), al igual que en Domingo de Carnaval o En el crimen de la calle Bordadores. El tipo de planos que usa, el tema, el montaje... todo nos remite a este tipo de cine, lo cual creo que no es de criticar, sino de alabar, pues logró trasponer aquel género a Madrid y hacer que funcionase, pues, aunque no pretende que sus películas sean espectaculares, sí se nota que funcionan perfectamente como una máquina bien engrasada.

    Pero sin duda alguna, lo más impactante de los decorados es la torre que da nombre a la película. En la novela es una auténtica torre que se levanta al lado del hotel que habita Victorio Sabatino con su mujer y criados. Sin embargo, Neville retorció más la idea de que la ciudad era subterránea, y esta torre no se alza hacia el cielo, sino que se hunde hacia las profundidades de la tierra en una espiral vertiginosa iluminada de forma muy acertada para que nos dé mayor sensación de altura, bueno, en este caso, profundidad, que se precipita hacia las simas más profundas del sub-mundo que existe bajo Madrid.
    Con cambios superficiales respecto a la novela original como son la eliminación de personajes, tomando lo esencial de lo sobrenatural y fantasmal, y sin profundizar en la magia, entre otros motivos, para intentar eludir la censura de la época.
    Tras el fin de la Guerra Civil Española, donde el bando nacional dirigido por las tropas del General Franco se alza con la victoria, queda un hueco en el panorama cinematográfico de nuestro país difícil de llenar. Algunos de los grandes directores del país, que no eran afines al régimen, se vieron forzados a un exilio duradero en muchos casos y definitivo en otros. A pesar de este vacío hubo nombres muy importantes que se quedaron en España.
    Neville siempre tuvo bastantes roces con la censura, pues intentaba hacer un cine más innovador y con temas más variados que los que se planteaba en general nuestro cine. En este caso los problemas vinieron dados porque “la trama resulta muy rocambolesca, con excesivo contenido fantástico, que la censura pedía fuera atemperado”.

    En la película, sin embargo, los tiempos han cambiado. Ahora está el régimen de Franco, y la censura no hubiera permitido en ningún caso que se tachara a la autoridad de inepta ni nada parecido, por lo que Neville recalca más otra faceta que ya aparecía en la novela: El Madrid siniestro y oculto.

    Por esto esta película que parece ser en principio sólo un cuento folletinesco, pasase desapercibida a los primeros controles que se hacían sobre el guión, pero no pasó igual en el siguiente, por lo que la película, aunque se dejó estrenar, no fue distribuida en los típicos circuitos comerciales, haciéndola pasar desapercibida (algunas criticas de la época aparecieron cuando ya ni siquiera estaba en cartel) y luego fue simplemente olvidada, sin apenas ninguna referencia a ella, ni siquiera por parte de su director.
    Dar la bienvenida a Jotaeme ha sido una sorpresa

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  3. Supremo María, como siempre.

    Sacas información de debajo de las piedras.

    Me alegro de tenerte nuevamente por aquí.

    ;)

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  4. Hay que ver qué maravillosos sois todos. Estupendo el trabajo de investigación de Eme Soy, un abrazo enorme a Jesús Miguel por su retorno siempre deseado y una admiración tremenda a Claudio por su sabiduría que aporta muchísima luz y está llena de referencias y de enseñanza.
    Poco tengo que decir porque ha sido un "redescubrimiento" muy bien cubierto. Neville es una figura imprescindible en el cine español.
    De acuerdo con el análisis de Chus sobre la filmografía de Neville a la que cabría añadir "Domingo de carnaval" donde Fernando Fernán-Gómez pasó a formar parte, según palabras de Conchita Montes, de la galería de monstruos particulares de Edgar Neville, que también se arruinó por financiar una película de episodios que resultó un desastre y que le confinó al ostracismo durante varios años sin ponerse detrás de las cámaras y que se llamó "La ironía del dinero".
    "Mi calle", por otra parte, creo que es su película más serena, a la par que también un testamento cinematográfico. Y "El último caballo" es pura poesía. También me parece muy interesante "El crimen de la calle Bordadores" porque me parece que entra dentro de la categoría de "cine negro castizo" y en la que Neville ya hace patente su pasión por el flamenco que tan bien refleja en una de las mejores muestras documentales sobre ese arte en la estupenda "Duende y misterio del flamenco".
    Sin duda, su sentido del humor era fantástico hasta cerca de su muerte cuando dejó expresado su propio epitafio que figura en su lápida: "Aquí yace Edgar Nevilla, que al final se quedó en los huesos".
    En cuanto a "La torre de los siete jorobados" es una excelente mixtura de géneros aunque quedaría dentro del fantástico con claras referencias no sólo al expresionismo alemán y al costumbrismo español, sino también a Edgar Allan Poe. La lógica del argumento (que seguramente es lo que más molesta a Raquel) queda totalmente en segundo plano porque a Neville eso no le interesaba tanto como el aspecto visual y la originalidad sobre algo que no se había hecho antes y que rara vez se ha hecho después. ¿Dónde queda el policía Martínez? ¿Qué pasa con Zacarías? ¿A santo de qué el sacrificio de Sabatino cuando todos los jorobados están a salvo? Evidentemente, algo que no se dice en el coloquio, está en que también hay un sentimiento de amor de Sabatino por Inés que me parece una motivación muy fuerte para su secuestro, aparte del descubrimiento que hace Inés en el despacho de don Robinson de Mantua (maravilloso Felix de Pomés).
    También quería apuntar otra joyita del cine español, una recomendación a la que estoy seguro que Claudio se uniría con respecto al trabajo de Antonio Casal. Hay una película de 1942 en la que está fantástico y que es una maravillosa muestra de cómo éramos capaces (¡en 1942!) de hacer un cine cercano a Lubitsch y encantadoramente sofisticado. Se trata de una comedia genial de Rafael Gil titulada "Huella de luz" que, ya digo, recomiendo encarecidamente y que supone toda una sorpresa en el panorama del cine español.
    En todo caso, chicos, todos fantásticos. Quería hacer una oposición parcial a la opinión de Juan sobre la idea de que la República no era de corte izquierdista. Por supuesto que quien tengo unas mínimas nociones sobre teoría del estado sabría que una República no tiene por qué ser de corte izquierdista. Cuando se produce la sublevación militar sí que influye notablemente el hecho de que el Frente Popular (una coalición de partidos izquierdistas, desde radicales a moderados pasando por anarquistas) lleva siete meses en el poder y lleva a una enconización de sentimientos ideológicos que hizo evidente lo que no fue más que el terrible fracaso de una sociedad que es lo que significó realmente la guerra civil.
    De cualquier modo, Juan, Raquel, Jesús Miguel, Chus, Claudio, una auténtica gozada el poder escucharos desde un barrio de ese Madrid que tantos secretos ha escondido siempre.

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  5. Se me había olvidado nombrar una película de Neville muy apreciable y que está injustamente arrinconada. Se trata de "Nada", la adaptación de la novela de Carmen Laforet que contiene una impresoinante interpretación de Conchita Montes en el papel protagonista y que, sin embargo, fue terriblemente mutilada por la censura que obligó a Neville a cortar treinta minutos de metraje. Aún y todo así es de esas películas que se presienten como excepcionales y que se suele olvidar incomprensiblemente a la hora de hacer un repaso a la obra de Neville (no se me entienda como censura al coloquio, todo lo contrario). Una pequeña joyita a la que no se permitió figurar en el mejor escaparate. Un abrazo.

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  6. Apuntar alguna cosilla que tras escuchar el programa me he acordado.

    La película a la que hago referencia comentando que me recuerda bastante en temática y giros de guión, y de la que no consigo recordar el título en directo (laguna mental) es "Breve encuentro" de David Lean.

    Y por acotar, hay un error en cuanto a lo que comenté de que creía que su única película en color era "El baile", ya que "Duende y misterio del flamenco" también lo és. Lo que hace que "Mi calle" coja un valor sentimental, al ser su última película y preferir hacerla en Blanco y negro quizás por lo melancólico de su creación.

    Menos mal que tenemos el blog para comentar estas cosillas.

    Saludos.

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  7. Bueno, yo creo que no cabe error posible ya que "Duende y misterio del flamenco" es un documental y podría estar perfectamente fuera de la clasificación. En cuanto a "El baile", habría que destacar que fue uno de los más grandes éxitos de Neville en la escena, interpretada por Conchita Montes, Rafael Alonso y Pedro Porcel en el papel que en el cine hizo Alberto Closas y que es una obra estupenda donde se sugiere sin muchos tapujos la existencia de un triángulo amoroso que burla a la censura no se sabe muy bien cómo. De hecho, Neville sólo se atreve a hacer la adaptación cinematográfica para resarcirse del trance de ruina en el que se sumergió después de "La ironía del dinero" y cuyo éxito le permitió después abordar "Mi calle". Sigo diciendo que fue un coloquio excepcional. Y qué alegría volver a oir al amigo del cine y de todos los que le conocemos Jesús Miguel. Un abrazo especial para él.

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